Ayer cumplí años, y después
de la fiesta y los abrazos tuve unos momentos para reflexionar acerca de mi
vida.
Me vino a la mente el concepto de Caos. Y no
la acepción común de un desorden total sino del Caos matemático.
Verás, en la escuela te platican de las
funciones lineales, las rectas, que sirven para modelar muchos fenómenos
cotidianos. En esas funciones tu pones un valor y puedes ver el resultado, pero
si pones un valor ligeramente diferente el resultado también es ligeramente
diferente. Sin embargo existen otros fenómenos en donde no ocurre eso,
pues si tomas valores ligeramente diferentes los resultados no son ligeramente
diferentes sino que puede ocurrir que sean diametralmente opuestos o infinitamente
alejados entre sí. A este comportamiento se le llama sensibilidad a condiciones
iniciales y los fenómenos caóticos (en el sentido matemático)
tienen este comportamiento como una de sus características importantes.
Ayer meditaba acerca del transcurso de mi vida
y se me ocurría que no había sido lineal, y por lo tanto predecible,
y que cada vez que había tomado una decisión importante estaba
introduciendo un valor en una función sensible a las condiciones iniciales.
Podría decirse que la vida de cada quien es caótica (en el sentido
matemático) y que no serías el que eres hoy si no fuera por la
historia que labraste.
Esta reflexión parece trivial, pero me
preguntaba ayer si hubiera elegido otra carrera o si no me hubiera casado con
Claudia, ¿en donde estaría?
Dicho de otro modo, si la vida fuera simple
y lineal sería fácil predecir el futuro de cada quien, pero dada
la complejidad y no linealidad de la vida, aún en retrospectiva es difícil
decir a donde estarías de haber tomado otra elecciones.