Me dejaron helado

He despertado con un sudor frío a causa de la pesadilla que he tenido. Me imagino que haber aprovechado las  vacaciones para ver algunos clásicos de horror tiene sus consecuencias, pero esto no va por ahí.

En mi sueño íbamos en un transporte público, no puedo precisar si en un autobús o en una camioneta, y de repente en una bajada veo como otro transporte no puede poner los frenos. La velocidad que lleva hace que el auto que tiene adelante le sirva como rampa, salga volando y se estrelle contra un autobús que por ahí pasaba. Todo lo puedo ver porque nosotros vamos en el transporte de atrás, también volamos pero caemos sentados en un pretil de un edificio aledaño, ilesos.

Al bajar de ahí con ayuda de los bomberos, el grupo, muy asustado, decide entrar a un mercado que ahí se encuentra a calmarse y tomar algo para el susto mientras se dan las averiguaciones.

Si todo lo anterior no fue absurdo ver que los compañeros se dirigieran a donde venden helados si que fue  curioso.
Además la gente que iba a ese local llegaba, hacia una pregunta y muchos salían con un vaso de agua en la mano y otros con un helado. Al acercarme pude comprobar que podías pedir el agua si por el precio del helado no te alcanzaba para pagarlo. Mi compañera, que en ese momento era mi esposa, pedía cuatro helados  y ahí la pesadilla: los helados costaban 12 dólares cada uno!

Si bien el precio del cono de helado es exagerado, el mal sueño comienza, o mas bien termina, con que no podía hacer la cuenta correctamente. La heladera nos quería cobrar como quinientos pesos, y yo le decía que eso no era. Entonces me decía que el dólar estaba a 14.50 y yo trataba de hacer la operación. Y a trataba de hacer de un modo y me atoraba, de otro y no me salía, y así.

Aquí es donde vale la pena mencionar que los matemáticos no somos calculadoras humanas. Hubo quien si lo era pero en general muchos preferimos no hacer cuentas a menos que sea necesario. En mi caso trato de hacer as cuentas como esta sin calculadora siempre que sea posible y sin usar lápiz y papel si no es necesario.

Y de ahí la ansiedad en mi sueño: tratar de hacer esas operaciones mentalmente en un estado claramente perturbado.

No podía y mientras hacía las operaciones y me trababa, repetía una y otra vez: «12 por 14.50 son …»

Al despertar me he dado cuenta que el sol había salido y que el gato quería salir. Pero también he podido hacer la  dichosa cuenta.

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